La madre del delantero de la Roma le salvó la vida al impedirle ir a jugar a un solar en el que poco después estalló una bomba.
Detrás de Edin Dzeko, uno de los jugadores que luchan por la Bota de Oro y que el martes alcanzó los 50 goles con la selección de Bosnia, está la historia de un niño que sobrevivió al sitio de Sarajevo durante la guerra de Bosnia, en los años 90 del siglo pasado, un niño llamado a convertirse en estrella del fútbol y que salvó la vida gracias a la intuición de su madre. Ella no le permitió ir a jugar a un solar donde minutos después estalló una bomba.
Como él mismo explicó a medios ingleses, “no pude aprender a jugar en la calle, pero todo aquello me hizo más fuerte”.
Dzeko logró su sueño. Dos Premiers, una FA Cup, una Copa de la Liga y una Community Shield ganadas con el Manchester City. Una Bundesliga con el Wolfsburgo. En la presente Serie A ha logrado ya 21 goles, uno menos que el ‘Pichichi’, Andrea Belotti.
Duras vivencias
Dzeko explicó cuando era jugador del Wolfsburgo y después del City las durísimas vivencias de su niñez. Nacido en Sarajevo el 17 de marzo de 1986 (acaba de cumplir los 31), el delantero de la Roma tenía 6 cuando el 5 de abril de 1992 empezó el asedio de Sarajevo por parte de la autoproclamada República Srpska y el Ejército Popular Yugoslavo, que se situaron en las colinas que rodean la ciudad. Bosnia y Herzegovina acababan de declarar su independiencia respecto a Yugoslavia.
El asedio de Sarajevo duró hasta el 29 de febrero de 1996. Casi cuatro años de calvario para sus habitantes, entre ellos Dzeko, el niño que recuerda haber llorado cuando su madre, Belma, no le dejó ir a jugar a aquel solar y cuyo sexto sentido salvó a Edin. “La granada estalló minutos después”, explicó Dzeko. Muchos de sus amigos murieron o sufrieron gravísimas heridas.
La vida bajo el asedio
En aquellos días Dzeko y otros 14 miembros de su familia, musulmana, vivían en un piso de 35 metros cuadrados. Aunque para él no es fácil hablar de aquellas vivencias, Dzeko explicó hace unos años que “como mi casa fue destruida, tuvimos que ir a vivir con mis abuelos; no había mucho que comer y nos teníamos que esconder cuando había disparos o empezaban a caer las bombas”. Dzeko y sus seres queridos vivían siempre con el miedo de recibir noticias sobre nuevas personas allegadas fallecidas.
Solidaridad
Acabada la guerra, el campo del FK Zeljeznicar fue uno de los muchos lugares limpiados de minas. En 2002 se convirtió en el primer equipo de Dzeko como futbolista profesional. Hoy mira siempre hacia el futuro. El viernes el delantero, embajador de UNICEF, recibió el Premio Estatal para el Deporte, máximo galardón deportivo de Bosnia. Donará los 7.500 euros del premio a centros infantiles.
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